EL CÁNCER DE MAMA NO ES EL FIN

La imagen pertenece a la serie “La lucha de mi esposa contra el cáncer” del fotógrafo estadounidense Angelo Merendino. Tiene como objetivo ayudar a las mujeres que sufren esta enfermedad y recaudar fondos para que la historia de su esposa no se repita al ofrecer a las pacientes un diagnóstico precoz. (Tomada de la BBC)

La imagen pertenece a la serie “La lucha de mi esposa contra el cáncer” del fotógrafo estadounidense Angelo Merendino.  (Tomada de la BBC)

 En noviembre de 2006 me diagnosticaron un carcinoma de mama. Exámenes, ultrasonido, mamografía, biopsia aspirativa con aguja fina…, y al cabo de un mes me sometieron a una intervención quirúrgica. Entré al quirófano sin saber el tipo de cirugía que tendrían que utilizar en mi caso.

Cuando volví de la anestesia recuerdo que lo primero que me dijo la enfermera que estaba a mi lado fue que, para mi tranquilidad, había sido una cirugía conservadora. Ya esto era algo alentador.

Luego de la recuperación inicial comencé la quimioterapia. Un período extremadamente difícil, pues a los malestares que producen los propios medicamentos, se suma la pérdida del cabello. Y es en verdad muy triste mirarse al espejo y que nos devuelva tal imagen. Por otra parte, sentirse mirado como un bicho raro también es desagradable.

A continuación, veinticinco sesiones de radioterapia. Independientemente de las molestias que produce, esta parte del tratamiento me obligó a ir al hospital durante cinco semanas consecutivas y rodearme de personas en distintos estadios de la enfermedad. Es necesario hacer acopio de todas las fuerzas para seguir adelante y no deprimirse.

Durante cinco años tomé tamoxifeno —que recibí de manera gratuita— y asistí periódicamente a consulta.

En mi caso, quiero destacar el gran apoyo que recibí no solo de mi familia, sino de tantas y tantas amistades, a quienes les estaré eternamente agradecida. Ellas contribuyeron en buena medida a que pudiera hacerle frente de la mejor manera posible a esta terrible enfermedad, que no necesariamente significa el fin de la vida.

Esta es la experiencia real de una persona que libró la batalla contra el cáncer. Se llama María Elena Díaz y visita cada cierto tiempo la consulta de mama del Hospital Universitario Celestino Hernández Robau. Su historia puede ser la de cualquier mujer que padece un cáncer de mama. Una patología cada vez más frecuente en el sexo femenino, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 12 mujeres en el mundo padecerá la enfermedad en algún momento de su vida.

QUÉ, CUÁNDO Y CÓMO…

En Cuba, el cáncer de mama constituye la primera causa de muerte por tumor maligno en el sexo femenino. La provincia de Villa Clara es una de las de mayor incidencia, pero a la vez en este territorio se reportan los índices más bajos de mortalidad.

Dichas estadísticas avalan el desempeño de profesionales como la Doctora Mayra Navarro Otero, quien es especialista en Cirugía General y se ha verticalizado en la atención a las patologías de mama.

Junto a ella también labora la Especialista en Oncología Ileana Gómez Delgado. Desde su experiencia profesional aseguró que más del 85 % de las pacientes que acuden a consulta traen patologías benignas (la más frecuente es la enfermedad fibroquística, también conocida como displasia), las cuales pueden, en algunos casos, anteceder trastornos malignos.

Entre los signos de alarma se ubican la secreción espontánea y sanguinolenta por los pezones, los nódulos o bultos, el cambio de coloración y de textura de la piel, la retracción del pezón y la aparición de ganglios en la axila o en la región supraclavicular (la llamada jabonera).

Según la doctora Gómez Delgado, a medida que aumenta la edad se incrementa el riesgo de padecer cáncer de mama. «Esta es una enfermedad propia de la mujer anciana. En ocasiones dejamos pasar el nódulo que presenta la abuelita y pensamos que no hay opciones para ella, pero existen tratamientos para mejorar la calidad de vida de estas pacientes».

Doctora Mayra Navarro Otero

Doctora Mayra Navarro Otero

El tratamiento quirúrgico despierta serios temores en las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama. Sin embargo, existen otras opciones menos radicales que la extirpación del órgano. Todo depende del estadio de la enfermedad.

La Doctora Mayra Navarro Otero explicó que en las etapas tempranas (I y II) se extraen los nódulos, siempre que sean inferiores a los 5 cm, y se hace biopsia al momento o por congelación. Según sus resultados, se toma la decisión final.

«Dentro de estas cirugías conservadoras se encuentra la cuadrantectomía con vaciamiento axilar de primer y segundo nivel, y la tumoreptomía con márgenes amplios, más vaciamiento axilar. Estos procedimientos se realizan en centros dotados de un equipo multidisciplinario donde puedas evaluar si la paciente lleva tratamiento coadyuvante. Además, se tiene en cuenta la no presencia de otros nódulos y que exista una relación adecuada entre el tamaño de la mama y el grosor del tumor».

—¿Cuándo se opta por una mastectomía radical?

—La mastectomía radical modificada o extirpación total del órgano es el tratamiento quirúrgico de elección en la etapa III de la enfermedad, cuando el nódulo rebasa los 5 cm y produce afectaciones localizadas en mama y axila. También existe una fase III inoperable, en la que se realiza una biopsia con aguja gruesa o biopsia incisional, para llegar a un diagnóstico adecuado que permita definir el tratamiento neoadyuvante (sueros citostáticos) requerido para reducir la lesión y hacerla operable.

 SALIR ADELANTE

La máster en Psicología Médica Vanessa Montiel Castillo asegura que se puede salir victoriosa de una enfermedad como el Cáncer de mama.

La máster en Psicología Médica Vanessa Montiel Castillo asegura que se puede salir victoriosa de una enfermedad como el Cáncer de mama.

La reacción psicológica de una mujer ante el cáncer de mama varía según sus características personológicas y depende, en gran medida, de su capacidad para resolver el resto de los problemas de la cotidianidad.

Así lo explicó la máster en Psicología Médica Vanessa Montiel Castillo, quien estudia el tema y trabaja como profesora en la Facultad de Psicología de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villa.

«Existen determinantes psicosociales que influyen en la respuesta emocional de las pacientes. Por lo general, el cáncer se asocia con exterminio, dolor, sufrimiento. El miedo a la muerte aparece como la primera preocupación. Luego se piensa en la mutilación del cuerpo, sobre todo porque los senos simbolizan la feminidad y la sexualidad de la mujer.

«La relación médico paciente se sitúa como otro elemento determinante en la reacción emocional. Se habla incluso de la verdad soportable, esa que el profesional de la salud te brinda siempre con la explicación de los nuevos tratamientos y la posibilidad de tratar la enfermedad.

«Además, no es menos cierto que el impacto psicológico varía en función de los estadios que presente la enfermedad».

—¿Cómo saber cuándo una paciente con cáncer de mama también precisa de ayuda psicológica especializada?

—No todas las mujeres que sufren esta enfermedad requieren atención psicológica, pues la mayoría cuenta con las herramientas emocionales necesarias para asumir la experiencia.

Los síntomas emocionales también van a ser consecuentes con la fase de la patología. En un primer momento, las mujeres pueden experimentar ansiedad, depresión, tristeza, trastornos del sueño. Suelen emerger sentimientos de culpa y por lo general tienden a preguntarse por qué les tocó pasar por esa situación tan difícil.

«Hablamos de un momento de gran incertidumbre en su vida, porque el cáncer rompe con los proyectos personales. En ese instante la paciente tiene que hacer un alto y pensar cómo aprender a vivir con la enfermedad».

—¿Qué sucede en el resto de los estadios?

En la etapa de tratamiento hay que tener en cuenta los efectos secundarios de las terapias. Estos se asocian a un estado de malestar subjetivo que afecta la calidad de vida. Ahí aparecen los vómitos anticipatorios, esos que tienen una carga psicológica importante, pues se experimentan antes de sentir la necesidad fisiológica. Aquí también se refieren la pérdida de memoria, las náuseas y la apatía.

«Luego, en el intervalo de tiempo libre de enfermedad surgen las primeras preocupaciones sobre cómo me voy a cuidar y emerge el miedo a la recurrencia. Reaparece la necesidad de retomar la vida cotidiana y se efectúan reestructuraciones al interior de la familia para que todo el núcleo familiar y la propia paciente logren aprender a convivir con una enfermedad crónica».

—¿Cómo se maneja el tema de la sexualidad?

—No podemos ignorar que algunos tratamientos inducen menopausia temprana. En el caso de la intervención psicológica, en primer lugar se realiza el diagnóstico y después se enseña a la mujer un grupo de estrategias para aprender a autovalorarse y ganar en autoestima para que logre sentirse bella y amarse tal y cual es.

—¿Qué le diría a una mujer con cáncer de mama?

Resulta necesario hacer hincapié en el tema de la prevención y en la realización del autoexamen, porque un diagnóstico precoz determina la calidad de vida de los pacientes y su supervivencia.

Si se encuentra deprimida o abatida en exceso por la enfermedad, debe acudir a los servicios de atención psicológica en  el propio hospital donde es asistida.

No podemos negar los costos físicos y emocionales de la enfermedad, pero afrontarla con optimismo constituye una estrategia inteligente.

Lo ideal sería ver el cáncer como una oportunidad para crecer y salir fortalecida. La vida no tiene por qué acabar con un padecimiento de ese tipo. Siempre se puede salir adelante y siempre se puede aprender, aun en medio de las experiencias más difíciles.

 

 

 

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