
Como Albert Einstein muchas personalidades han padecido de dislexia, un trastorno de la comunicación que se asocia con la genialidad. Entre ellos el célebre pintor del cubismo Pablo Picasso y los notables científicos Alexander Graham Bell, Thomas Edison, Isaac Newton y Henry Ford.
Ahora resulta difícil creerlo, pero el genio de la física moderna, Albert Einstein, presentó serios problemas académicos durante sus primeros años escolares. Las palabras se le confundían en la mente y hasta las operaciones más sencillas se convertían en una odisea para el padre de la Teoría de la Relatividad.
Luego se confirmó que padecía de dislexia, un trastorno de la comunicación, específicamente del lenguaje escrito, caracterizado por alteraciones en la decodificación de las letras. Aun así, conquistó una posición cimera dentro del mundo académico y todavía hoy se le recuerda con admiración debido a la transcendental importancia de sus descubrimientos.
Los trastornos de la comunicación suelen presentarse con mayor frecuencia en los primeros años de vida y se manifiestan en tres niveles diferentes: el habla, la voz y el lenguaje, tanto oral como escrito.
Dentro de los más conocidos se encuentran la tartamudez y el tartaleo, ambos incluidos en el nivel del habla junto a las rinolalias (alteraciones en la resonancia nasal con afectaciones en la pronunciación como consecuencia de un labio fisurado, una fisura palatino o problemas en la cavidad naso bucal) y las dislalias (distorsión, omisión, trasposición o cambios de sonidos, por ejemplo: barzo en vez de brazo). Sigue leyendo