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ASÍ DE GRANDE

padre-e-hija (1)Inmenso. Así lucía papá cuando llegaba del trabajo. Dejaba a un lado la vieja maleta negra para abrirme los brazos. Como bailarina a punto de realizar un salto inigualable me lanzaba hacia él. Entonces me zarandeaba por el aire y reía. Reía como una loca. Explotaba de felicidad.
No recuerdo regaños. Siempre estaba ahí. Con esos ojos verdes que parecían lunas de esmeraldas. Me corría por toda la casa con la cuchara en la mano. Al final el avioncito llegaba al aeropuerto de mi boca después de recorrer kilómetros desde la cocina hasta la sala. Sigue leyendo

A MI MADRE

Gracias por las horas de insomnio, por la mano suave que siempre ha sabido consolarme en los momentos duros. Gracias por influirme ánimos después de un tropiezo.

Gracias por levantarme siempre que caigo, por perdonarme una y mil veces y después, volverme a perdonar.

Gracias por quitarte el pan que me diste a mí, por luchar como una leona en celo, por no dejarte vencer, por imponerte a la vida y por regalarme una sonrisa en los momentos más difíciles. Sigue leyendo

Un regalo para Mamá

«Verdaderas mamás» por Isabel Allende

Siempre que quieren hablar de madres en la televisión muestran mujeres con chicos en los brazos, sonrientes, dulces, cariñosas, sin una pizca de cansancio, espléndidamente maquilladas y a eso agregan maravillosas frases de posters.
¡¡Mentiras!!!
Las mamás no somos abnegadas amantes del sacrificio y aguerridas guerreras que todo lo pueden. (Aunque más de una vez queremos abarcar todo.).
Las mamás lloramos abrazadas a la almohada cuando nadie nos ve, pedimos anestesia en el parto. Pedimos disculpas cuando están dormidos por los gritos y enojos de la mañana, besamos sus caras cuando duermen y les decimos cosas bonitas aunque nadie se de cuenta. Madres que en todos los idiomas, tenemos que poner el despertador a las 2 de la mañana para ir buscarlos a una fiesta. Sigue leyendo

Una forma de vivir a los 90

En la vejez los años comienzan a pesar en las espaldas, ya no se goza de la misma destreza de la juventud y, a veces, los nietos se molestan cuando tienen que repetirle una explicación por segunda vez a la abuela.

Muchas familias no están preparadas para convivir con ancianos y la situación empeora si uno de sus integrantes se encuentra ante la disyuntiva de elegir entre la profesión o el cuidar a la viejita de la casa.

Por otra parte, Villa Clara ostenta los mayores niveles de envejecimiento poblacional en el país, con unos 152 mil 675 habitantes que superan los 60 años, según datos del Departamento de Atención al Adulto Mayor del Sectorial Provincial de Salud Pública.

Ante esta realidad, resulta oportuno conocer las particularidades del funcionamiento de las Casas de Abuelos en la provincia, con 24 centros en total, como instituciones capaces de influirles nuevos aires a las personas longevas, quienes también pueden disfrutar de la vida a los noventa. Sigue leyendo

UNA HISTORIA DE AMOR

En esta historia todo comienza al revés, del final hacia el principio de un amor interminable y como el Viaje a la Semilla que dibujara un día nuestro Alejo Carpentier.

La hija acaricia el pelo blanco de la madre y observa el candor de las canas que fueron palideciendo cada año con el esfuerzo por hacer de su familia el mejor lugar posible. Han pasado tanto juntas: los tiempos difíciles de los noventa, la crianza de los hijos que le dicen abuela, la segunda boda, el divorcio tras el primer amor.

Por el momento disfruta tenerla este día de las madres y no importa si está ausente, si de nuevo le ha dado por colorear o si olvida el nombre de su hija.

Ahora toma la cuchara con el puré de malanga y atina a hacerle el avioncito hasta que encuentra el blanco.

Después limpia cada centímetro del rostro, la llena de lunares de talco y la vuelve a acostar.

Hace unos años no estaba así y su madre era la fuerza impulsora de la casa. Primero el desayuno bien temprano en la mañana, calentaba el agua para los nietos, planchaba el uniforme y despedía al esposo antes de partir para el trabajo. Sigue leyendo

Mingo tiene la fórmula de los 130!!!

«Si la carne de puerco matara, ya hubiese  desaparecido del mapa», asegura Abraham Heriberto Feliciano, quien a los 104 años de edad mantiene una memoria envidiable, y aunque todos lo conocen por Mingo, su familia lo ha bautizado como el disco duro de la casa.

Tal parece que la grasa de cerdo incrementa la retentiva, porque este señor centenario  puede citar todas las fechas de nacimiento de sus ocho hermanos y declamar las décimas que le compusiera a los amores de antaño.

«Pregúntale por Pura María», insiste una de sus nietas y lo hace recordar los versos  que le compusiera a aquella joven para jurarle en una rima su amor. Sigue leyendo