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ASÍ DE GRANDE

padre-e-hija (1)Inmenso. Así lucía papá cuando llegaba del trabajo. Dejaba a un lado la vieja maleta negra para abrirme los brazos. Como bailarina a punto de realizar un salto inigualable me lanzaba hacia él. Entonces me zarandeaba por el aire y reía. Reía como una loca. Explotaba de felicidad.
No recuerdo regaños. Siempre estaba ahí. Con esos ojos verdes que parecían lunas de esmeraldas. Me corría por toda la casa con la cuchara en la mano. Al final el avioncito llegaba al aeropuerto de mi boca después de recorrer kilómetros desde la cocina hasta la sala. Sigue leyendo

MI VIDA EN UNA COLA

índiceEn estos días provoqué una catástrofe en materia colística. Algo así como una tercera guerra mundial. Desde entoces evito pasar por esa tienda. Supongo que hayan colocado un cartel de SE BUSCA en uno de sus cristales. Imagino mi foto de pefil, con la cabellera rubia y el gran cartel en rojo: PROHIBIDA SU ENTRADA.

Como de costumbre salí del trabajo directo para la cola. Iba a comprar un picadillo de pavo, pues mi mamá me notificó que la casa estaba en opción cero. Justo cuando llegué sacaron detergente Paloma. La vida me sonreía. Ahora sí iba a matar dos pájaros de un tiro.

Inicié mis cuentas matemáticas. Resté, dividí y multiliqué por 24. Todo iba de maravillas. Estaba tan emocionada que di la cola doble. La hilera creció. De respente se acumularon como doce personas en el mostrador.  Sigue leyendo

IRREMEDIABLEMENTE ENAMORADA

descargaCon él experimentó un amor a primera vista. Desde los 8 años supo que lo amaba irremediablemente. Ahora no puede dormir con tranquilidad. Se retuerce en la cama, acomoda la almohada, estira los pies. Las ideas no quieren salir de su cabeza. Una lluvia de palabras le interfiere el sueño.

No le queda más remedio. Abandona el cuarto y abre con desgano la laptop. Toma los espejuelos y comienza a crear. La boca entre abierta delata la complacencia del momento. Encuentra la felicidad en la conjugación perfecta de un verbo. Las oraciones se agolpan en la mente y salen a una velocidad espantosa, mientras maltrata el teclado de la computadora con la yema de los dedos. Sigue leyendo

COSAS DE MUJERES

Foto: Carolina Vilches

Foto: Carolina Vilches

La vida de la mujer cubana tiene sus encantos. Podemos decir que las nuestras son todoterrenos, seres extraordinarios que aprendieron a sobrevivir a las condiciones más extremas.

Si no que lo diga mi abuela, esa señora que aprendió clases de magia culinaria en los tiempos más duros del período especial. En aquello años triunfó con su platillo de mortadela líquida, un engendro malévolo capaz de acabar con el estómago más resistente. Pero abu tenía algunos truquitos y a la hora de la comida la sustancia sabía a gloria.

Tuve el privilegio de crecer en una familia coronada por mujeres excepcionales, guerreras, luchadoras, sensibles, prácticas, independientes, afectuosas, inteligentes.

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EL DÍA QUE CONOCÍ A CHALA

ChalaSalí más tarde del trabajo. Las guaguas estaban infernales y la salvadora ruta 8 no tenía muchas ganas de aparecer. Extenuada por el peso de unos tacones desacostumbrados para mí, decidí romper la etiqueta y sentarme en un quicio.

Al rato, sentí un dedo pequeño en mi hombre. «Señora», me decía casi en susurro. Enseguida atendí el llamado de ese alguien que osaba llamarme señora, todo un insulto para la vanidad femenina de una veinteañera.

Su cara atajó mi mal humor y hasta me provocó una sonrisa de compasión. Allí estaba él, con el uniforme desecho, a las 6 de la tarde y sin la menor idea de cómo llegar a la casa. Sigue leyendo

EL LLANTO DE UN STRADIVARIUS

 

Fotos: ramón Barreras

Lo confieso, la naturaleza no me premió con el talento musical. Abuelo entonaba con la perfección de los dioses, pero yo soy el terror de la armonía. Tampoco puedo hacer disertaciones sobre el estilo barroco o marcar las diferencias entre el canto gregoriano y las obras renacentistas. Pero eso sí, distingo al vuelo la buena música, la olfateo, puedo sentirla desde los primeros acordes. 

Así lo percibí con la Camerata Romeu. Con esta agrupación experimenté un amor a primera vista durante el concierto que ofreció el sábado en el teatro La Caridad. Quedé impresionada. Sigue leyendo

BESAR EL CIELO

Fotos: Carolina Vilches

Fotos: Carolina Vilches

Tenía unos dientes grandísimos. Casi no cabían en su boca. Siempre intentaba tener los labios sellados y evitaba sonreír. A veces, las carcajadas llegaban de repente y explotaban en un gesto de espontaneidad. Luego se llevaba las manos a la cara, como si una pena desmedida le inundara el rostro.

Cada visita al dentista le erizaba los pelos. El doctor tenía cierto aire de misterio. Permanecía serio ante un sillón al que le salían brazos elásticos. Esos tentáculos devoraban dientes. La primera vez la engañaron con el cuento de la fresita. Lejos de encontrarse con la fruta roja del refresco Toki, apareció ante su vista una máquina asesina, capaz de taladrarlo todo.

En una ocasión intentaron atragantarla con un molde infernal que colocaron en su boca para hacerle la impresión. Luego se divertía con la imagen en yeso de sus propios dientes. Sigue leyendo

Cuando vale la pena

Linares

Linares

Hoy reinicia la pasión:  Villa Clara vs. Matanzas, tremenda final.  Se pronostica de todo y esperemos que los naranjas, al fin, se coronen campeón. De todas maneras, cualquiera se ahoga con una espinita… 

Como a nosotras también nos encantan los deportes, aquí les dejo una excelente crónica de la colega Mayli Estévez,  porque aunque pase lo que pase, este Play off vale la pena

Otra final beisbolera y mucha agua han pasado por debajo del puente desde la 49 Serie. Y aunque los numeritos saquen apenas tres años de distancia, los mandos y el equipo han cambiado. Hay diferencias, grandes o pequeñas, las suficientes. Unos han envejecido, otros han madurado, unos no están, otros se incorporaron.

¿Qué sucederá? Mire usted, a Nostradamus no le gustaba la pelota, porque no dejó ninguna profecía al respecto, pero a flor de piel usted (que lee) encuentra las señales donde quiera. Se inventó que si el atardecer es medio naranja y sucede todos los días, por qué no habría de ser naranja también esta Serie Nacional. Se escudó en el axioma de que si Villa Clara fue el último clasificado entonces le toca ser campeón, porque en años anteriores, Ciego, Pinar e Industriales, lo consiguieron. Usted que lee lo único que pide es dejar en 18 años esta maldición que le ha privado empinar el codo y tirar la casa por la ventana. Sigue leyendo

A UNA CUARTA DEL PISO

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No levanta ni una cuarta del piso, pero le encanta mirar la vida desde la altura que le propician los tacones de mamá.  Cada vez que llega a la casa le roba una sonrisa al abuelo octogenario de carácter recio que disfruta mientras la nieta le hace unos cuantos moños en el pelo.

Cuando entra a la cocina trae puesto todos los collares de la madre, lleva un maquillaje exagerado que le pintó de rojo más de la mitad del rostro. Enseguida se pone la mano en la cintura, mientras se arregla el reloj gigante de papá. Sigue leyendo

SILVIO ES UN TIPO SENCILLO

Foto: Carolina Vilches

Foto: Carolina Vilches

Silvio Rodríguez es un tipo sencillo, lo comprobé desde el comienzo de la entrevista, cuando bajó la escalera y nos dio las buenas noches con tremenda naturalidad. Esperaba encontrar a un hombre de carácter reacio, de esos que no regalan una sonrisa y se muestra poco amistoso con la prensa.

Pero conocí a una persona diferente, educada y hasta medio bonachón, dueño de una profundidad increíble. Aún mantiene en su  mano aquel tatuaje que se hizo en el medio del mar, cuando conquistó el océano a bordo del Girón.

Ahí sigue, la calavera con la flor, símbolo de la vida y la muerte, de las contradicciones eternas que matizan el vivir. En ese momento supe que sigue siendo, en esencia, el mismo hombre de los años sesenta, ese que dice no saber lo que es el destino, porque caminando fue lo que es, ese que un día habrá de morirse como vivió.

La noche de nuestro encuentro amenazaba la lluvia y el cielo cumple lo prometido. En el barrio todo el mundo esperaba por su música, bajo un aguacero incesante las personas no se cansaban de escuchar al autor del Unicornio Azul.

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Primero llegó la Gota de Rocío, luego  Escaramujo y la Balada de Elpidio Valdés para llevar al pasado a todos aquellos muchachos que, como yo, nacieron en los ochentas y crecieron entre televisores rusos y apagones.

La música tiene un poder increíble de reconciliación. Antes de iniciar el concierto miles de bafles maltrataban el aire con su reguetón.  Pero mientras duró el espectáculo nadie se acordó del pan de la bodega, ni de las miserias de la vida y el muchacho con los dientes de oro, dejó de tararear a Don Omar.

Desde ese momento dejé de creer en lo marginal, en las causas perdidas, en los barrios sin sombras.

«Ojalá pase algo que te borre de pronto», coreaba el público con una afinación de espanto. Ahí estaba Silvio, chorreando el agua por su cuerpo. «A partir de ahora seguimos sin bajo», nos decía el músico con esa misma voz de ensueño que empezaba a moldear el gemido melodioso de la era cuando pare un corazón.

El concierto fue corto, pero me bastó para conocer a ese hombre idolatrado desde mi infancia, el mismo que me acompañó con su música en las noches de mis soledades.

A pesar de la gripe que se me ha venido encima, adoré cantar junto a Silvio, bajo la lluvia, en medio del barrio de Dobarganes, en fin de cuentas eso es la vida, aprender a vivir los momentos felices aunque en ello casi te vaya la vida o al menos saber darte el lujo de pescar un buen catarrón.